Las personas que son limpias e higiénicas siempre son mejores recibidas que aquellas que huelen mal o son sucias.
Nos pasamos los días mejorando, intentando ser mejores, evolucionando.
Hasta el hombre más experimentado puede cometer ciertas equivocaciones debido a que, sencillamente, no conoce los gustos de la otra persona y le llevará un tiempo hacerlo.